El asesino silencioso de nuestro éxito

Cuando tenemos momentos de inspiración o de ideas que llegan a nuestra mente para plantearnos nuevas metas y objetivos comenzamos la idea de un viaje que queremos tomar, sin embargo al poco tiempo decidimos regresar al punto de partida, olvidarlo, abandonarlo, matar el sueño o simplemente dejarlo como una mala experiencia. Lo mas triste es que muchas veces ni siquiera iniciamos el viaje.

Buscamos siempre culpables o excusas a nuestros fracasos, pero no nos damos cuenta que uno de los factores por los cuales fracasamos o ni siquiera intentamos, es debido a nuestra mentalidad que expresamos continuamente, es decir “Las palabras y frases que ocupamos cotidianamente”. Todas ellas son resultado de nuestra educación y experiencias.

Experiencias que adoptamos como verdades.

Por ejemplo, cuando una persona quiere aprender otro idioma y no lo consigue, se crea un registro de ello como algo complicado y como resultado una experiencia limitadora. Así pues cuando alguien le pida alguna opinión sobre aprender otro idioma, este responderá con frases como “olvidalo es muy complicado”, “eso no es para ti, yo lo intenté y no pude”. Hablando de frases aquí aplica el dicho “Cada quien habla según como le fue en la feria”.

 

Conocimiento y creencias con la que fuimos educados.

Estas provienen de la familia (principalmente), nuestros padres transmiten su educación, cultura y creencias con la que ellos fueron criados. Por ejemplo: cuando crecemos con la idea de que el “mal de ojo” es una especie de enfermedad que se adquiere por que la gente observa mucho o simpatiza con el bebe, la reacción es ponerle un amuleto para salir a la calle (ojo de venado). Hoy en día sabemos que esto no es una enfermedad (aunque muchos lo afirman sin pruebas contundentes) sin embargo seguimos adoptando esto a manera de tradición.

 

Frases inocentes, pero que nos asesinan.

Pensemos ahora en algunas frases que de primera instancia parecen inocentes en nuestro día a día, pero averigüemos que posible impacto pueden tener en nosotros:

El es rico porque tuvo suerte.

Atribuimos la fortuna de alguien más, al azar del destino y con ello nos hacemos la idea de que para tener éxito es cuestión de ser elegido, en vez de enfocarnos a trabajar en nuestras metas y objetivos por conseguir nuestro propio éxito. Como decía el personaje Harvey Dent (dos caras) en la película Batman El caballero de la noche: “Yo fabrico mi propia suerte”.

El que no tranza no avanza.

Damos por sentado que la única manera de encontrar el progreso en nuestra vida es por medio de ser deshonesto, limitando en la mente a buscar progresar de una manera ética o correcta.

 

Más vale pájaro en mano que cientos volando.

Esta frase limita mucho los resultados que queramos alcanzar, haciendo creer que con solo un poco de estos habremos de encontrar la satisfacción en nuestras vidas.

 

Pobre pero feliz.

Esta frase justifica de manera directa nuestro estado actual, creyendo que con lo poco que hemos logrado es suficiente para asumir que estamos bien, haciendo que frenemos parcial o totalmente toda intención que tengamos de buscar el éxito en nuestras vidas.

Hay otras frases que habitualmente usamos y que reflejan nuestro estado mental con el que vivimos, creando así esa impresión de nosotros mismos:

No sirvo para manejar el dinero.

No puedo controlar todo lo que como.

No puedo llegar a tiempo a ninguna parte.

Estas frases las llegamos a adoptar como una verdad a nuestra realidad, pero el truco esta en darnos cuenta de lo que expresamos y revertir lo que nos limita, por ejemplo:

Tengo que aprender a manejar el dinero.

Voy a aprender a controlar mis hábitos alimenticios.

En el pasado nunca he sido puntual en mis citas.

Si se dan cuenta con el simple hecho de cambiar un poco la expresión, nos da una perspectiva diferente y por consiguiente al adoptarla como verdad podría ser mas beneficiosa. Lo principal es poder identificar esas frases que nos hacen mal.

 

  • Encuentra las creencias y valores que no te han aportado nada positivo, para mejorarlas o abandonarlas.
  • Analiza dentro de tus experiencias los fracasos que has tenido e identifica la verdadera causa, no porque no hayas podido lograrlo significa que no se puede.
  • Escucha cada una de las frases con las que te expresas, identifica cuales son limitadoras para que las cambies a frases que despierten algo más positivo.

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