Esta es la única conspiración real que nos perjudica a todos

Seguro has escuchado de grandes conspiraciones sobre la humanidad, vienen a colación personajes como los Morgan, Rothschild, Rockefeller, etc. Se dice que buscan la manera de tener el control global, de las naciones. Y se les atribuye la culpa de todos nuestro males, incluso de nuestro estado mental de apatía, envidia e indiferencia.

A final de cuentas son teorías que pueden ser ciertas, parcialmente ciertas o simplemente mitos para dar justificación a nuestro pensamiento pobre y falta de compromiso con nosotros y la sociedad. Sin embargo algo que si es muy real, es la conspiración interna con la que batallamos todos los días, esos titubeos que tenemos al querer dar un paso adelante, esas grandes ideas que nos surgen pero que echamos abajo por significar sacrificio, esfuerzo y dedicación que no queremos dar, o por simple miedo a romper con lo establecido. Por ello te dejo los 3 puntos de la verdadera conspiración que nos ha perjudicado a todos.

 

Mi pasado me ha enseñado.

Somos el resultado experiencias, vivencias, decisiones que hemos tomado y sobre todo de patrones establecidos por nuestra familia y la sociedad. Todas ellas nos han mostrado resultados que hemos adoptado, forjando la personalidad que nos distingue.

En la india, adiestran a los elefantes de una manera peculiar, de jóvenes los atan con una cuerda a una estaca, como son jóvenes no tienen la suficiente fuerza para liberarse, incluso al principio hacen varios intentos pero sin conseguirlo, después de eso desisten y comienzan a acostumbrarse al hecho de cuando sienten tensión en la pata por la cuerda, se detienen.

 

Cuando llegan a una edad adulta no hace falta atarlos a una gran estaca, ni siquiera ocupar una cuerda gruesa, incluso lo pueden sujetar a un pequeño árbol, por el simple hecho de que el elefante ya tiene la idea que, al sentir un poco de tensión en la pata, debe detenerse. Cuando llega a una edad adulta, el elefante no intentará forzar la cuerda, aún cuando ya tendría la capacidad de liberarse por su gran fuerza y tamaño. “Como sabe que una vez no lo logró piensa que jamás lo logrará y por eso jamás volverá a intentar”.

Algunos orientales tienen la filosofía que para adquirir nuevo conocimiento y creencias debemos primero vaciar nuestra taza (nuestra mente), puesto que ya está llena como para poder verter más contenido en ella.

Algunas de nuestras ideas y creencias conspiran contra nosotros porque damos por hecho que los resultados que hemos obtenido siempre serán así, otras ideas ni siquiera son nuestras pero también las adoptamos. Si alguien fracasó en un proyecto, no intentamos retomarlo porque nos hacemos con la creencia que no funciona. Piensa en cuantas cosas has querido llevar a cabo, que terminaste desechandolas porque no concuerdan con lo que has aprendido o vivido e incluso porque alguien te ha contado. Piensa, si porque alguien que abrió un restaurante y fracasó, ¿crees que ese negocio es mala idea? ¿porque entonces hay otros que han logrado el éxito con su restaurante?

 

Hábitos difíciles de romper.

Este es uno de los conspiradores fuertes con los que batallamos todos los días. Un hábito es el resultado de una acción que repetimos frecuentemente incluso de manera inconsciente. La cuestión aquí es si este hábito me aporta cosas buenas o malas, me alienta o me limita, me provee o me encarece.

Por ejemplo. El hábito de fumar, creo que no hay mucho que discutir al respecto, sabemos que es un mal hábito que nos daña, sin embargo aún cuando se sabe que es malo, encontramos resistencia para dejarlo, primero se justifica con frases como “me ayuda a relajarme”, “me quita el estress”, “me inspira”, “me hace ver más rebelde con las chicas”,”solo lo hago porque se me antoja, lo puedo dejar en cualquier momento”. El problema es que nuestro cerebro ya lo registró de tal manera que no solo convive con la mentalidad, sino hasta con el organismo, por ello se vuelve difícil quitar o cambiar el hábito.

¿Qué tan difícil es cambiar un hábito? Si tu eres diestro imagina ocupar la mano izquierda para escribir, claro que es muy difícil, pero que pasaría si te propones aprender a escribir con la mano izquierda, y practicas todos los días.

Tengo un amigo que es diestro, de chico jugábamos fútbol, muchos de sus ídolos de aquel momento eran zurdos, entonces fascinado el se hizo la idea de que los jugadores zurdos son mejores, que lucen más sus tiros cuando le pegan al balón con esa pierna, comenzó a practicar para pegarle al balón con el pie izquierdo, practicaba una y otra vez, después de un tiempo adquirió gran habilidad con la zurda, teniendo su mejor golpeo de balón con la perna izquierda, aun siendo el diestro.

La clave está en encontrar un propósito, hacer valer las ventajas que tendrá el nuevo hábito.

Si tengo el hábito de gastar toda mi quincena en lo que sea y quiero cambiar dicho hábito, debo buscar un propósito, por ejemplo si me apasiona viajar, debo encontrar las ventajas a los viajes como descansar, conocer lugares, aprender, conocer más personas, encontrar oportunidades de negocio, laborales, etc. Entonces comenzaré a dejar de gastar para ahorrar y poder viajar.

La idea es que el hábito nuevo que vayamos a adquirir sea positivo o mejor que el que vamos a dejar.

 

Esa vocesita que siempre me dice que hacer.

Aunque no lo creas todos los días decidimos y elegimos como engañarnos, después de todo nunca lograremos ver la realidad como es, sino como deseamos interpretarla.

Cuando mi padre terminaba la secundaria decidió inscribirse en la escuela naval militar, en aquel tiempo su familia no tenía recursos para darle estudios, y la escuela naval ofrecía cubrir todos los gastos. Mi abuelo le dijo a mi padre que no tenía caso ir a estudiar ahí porque se decía que solo podían estudiar y mantenerse aquellos hijos de militares con cierto rango o estudiantes que tuvieran palancas y contactos. Esta idea que mi abuelo le implantó a mi padre le hizo ruido, sin embargo decidió que debía corroborarla por el mismo, por lo que siguió firme en su decisión, persuadió al padre de uno de sus amigos que era teniente de la naval para que lo preparara académicamente junto con el amigo.

 

 

Muchos jóvenes del barrio donde vivía mi padre se inscribieron también en la escuela naval.

Tiempo después comenzaban a regresar varios jóvenes expulsados de la escuela naval por no mantener los promedios mínimos académicos, incluso hijos de tenientes. Mis abuelos daban por hecho que solo era cuestión de tiempo para que mi padre regresara, tiempo después mi padre envió un telegrama a mi abuela diciendo: “la turbulencia ha pasado, todo en calma”. Mi padre se graduó como cadete de la naval, superando así la idea de mi abuelo.

Seguro mi padre escuchó muchas veces una vocesita que le recordaba lo que mi abuelo le había comentado sobre estudiar en la escuela naval, pudo haberlo frenado y hacerle desistir, e incluso ya estando en la escuela lo pudo haber hecho flaquear, pero decidió no tomar en cuenta dicha vocesita.

Algunas veces vienen a nosotros ideas, anhelos, sueños, pero nosotros mismos conspiramos contra esas ideas; se debe a que nuestro cerebro evita gastar energía (consumo de glucosa), evita también esas sustancias químicas que segrega cuando tenemos decepciones, frustraciones como la serotonina, norepinefrina y dopamina. Todo esto por hacernos la idea que si fracasamos, o no lo logramos, vamos a decepcionarnos.

Por ejemplo, si vemos a una chica sumamente atractiva, de gran porte, elegante, algo fuera de serie y que realmente nos gusta, es posible que la vocesita nos diga, que mejor ni intentemos hablarle, porque si nos rechaza nos vamos a ver y sentir mal, se van a reír de nosotros, nos va a humillar, etc. Por ello para evitar esas emociones negativas no actuamos. Pero que hay de esa vocesita cuando tiempo después recordamos a aquella chica y nos preguntamos que hubiera pasado si me hubiera animado a hablarle.

 

Ponte a pensar, ¿quien conspira más contra ti?. Las élites del nuevo orden mundial?, las grandes industrias?, los gobiernos? o acaso nosotros mismos?

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